martes, 13 de noviembre de 2012




EL CASO SOKAL

¿Qué repercusión ha tenido dicho artículo?
Una polémica actual.
Casi diez años después, en el año 2008, Alan Sokal publicó Más allá de las imposturas intelectuales: Ciencia, filosofía y cultura, con el fin de denunciar el auge de la desinformación y de la pseudociencia, y defender la argumentación racional y lógica frente al pensamiento basado en los tópicos, la tradición y la superstición. En este libro aborda las implicaciones que se derivaron de su pequeño “experimento” y la sorpresa que le provocó el revuelo levantado. Desde su autorreconocida condición de impenitente hombre de izquierdas, Sokal manifiesta una razón expresamente política que le animó a escribir su artículo: combatir la moda del discurso posmoderno, que es contrario a los valores de la izquierda, y una rémora para su futuro, que no es ningún lugar tranquilo. Entiende Sokal que existe un asalto a la razón y a la ciencia por parte de una derecha política y por la alianza entre grandes empresas que tratan de eludir normativas ambientales y de seguridad, por un lado, e integristas religiosos que tratan de imponer sus dogmas en la política educativa y sanitaria, por otro.
Las implicaciones de esta polémica trascienden el ámbito académico y se sitúan en un territorio social y político de gran actualidad, porque buena parte del debate gira en torno al problema de la importancia de la ciencia en la sociedad: cuánta ciencia deberíamos saber y qué consecuencias tiene ignorarla o despreciarla. Y si evaluamos la trascendencia social del pensamiento científico en relación con los resultados alcanzados por la ciencia y la tecnología, la realidad no resulta muy alentadora: seguimos creyendo en las abducciones extraterrestres, en el horóscopo o en las teorías que se sirven de la física cuántica para demostrar la existencia de Dios y la resurrección de los muertos.
Las reacciones al caso Sokal, como afirma Jorge Wangensberg, son un mar de tinta en el que burbujea de todo "(...) pero, sobre todo, risa, mucha risa, una risa muy sana porque, a la postre, se trata, ni más ni menos, que de la risa de la ciencia riéndose de sí misma, una risa que tanto ha faltado ¡y sigue faltando! en tantas ideologías y tantísimas creencias de la historia de la civilización. En ciencia por lo menos, ya nada volverá a ser exactamente igual que antes del caso Sokal", aunque nada es igual que antes, salvo la permanencia de las imposturas y los obstáculos que impiden abrirse paso al pensamiento racional.

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